miércoles, 23 de mayo de 2007

La vereda de lo intratable

Estaba ante aquel precipicio, mirando hacía abajo pensando que esto era una locura, más de 17 metros, con tan solo un neopreno, y lo que parecía un charco de agua, por lo menos desde aquella altura, su latido se aceleraba, pensaba en que saltar era de tontos, es más podrían pasar miles de cosas, resbalarse antes de poder dar el salto y darse contra las rocas, o que no fuese lo suficientemente profundo, y se quedase tieso en ese momento, o no se miles de cosas, para colmo tenía miedo a las alturas, el solo acercarse al filo del precipicio era un esfuerzo terrible, mental y físico, una agonía, en verdad quería superar ese reto, pero estaba viendo que era imposible, dio un paso hacía atrás, su corazón recupero su ritmo, pero algo en su cerebro se cruzo, y dio un paso hacía delante y saltó. En solo unas milésimas de segundo estaba en el airé y ¡Plas!, en el agua sumergido, cuando salio del agua, su sonrisa fue como la de un niño ganando a un juego a su padre. salió orgulloso del río, con paso firme y mirando el salto que había echo, no se atrevería ha hacerlo otra vez, pero lo había conseguido, después de más de 30 minutos en el borde del precipicio.

2 comentarios:

Laau! dijo...

!!!!!!!Muii Buenaas! jajaaja!!!!!!

Laau! dijo...

Buenoo! liisto